Séptima Entrega

ENTREGA NÚMERO SIETE DE MUSAS Y ANÁLISIS PROFÉTICOS.

REPASO DE ALGUNAS IDEAS INCLUIDAS EN LAS TRES PRIMERAS ENTREGAS. SINTETIZACIÓN DE LOS SUCESOS IMPERATIVOS QUE DEBEMOS CONOCER. 

Desde el inicio de este tratado he intentado desarrollar racionalmente las investigaciones y casaciones realizadas, haciendo los estudios con un profundo y absoluto pragmatismo; pero habría sido un trabajo baldío si no pusiese en el conocimiento de los lectores las conclusiones elaboradas. Aun siendo esta una carga demasiado pesada para llevarla uno solo, me he aferrado a esa tarea obviando la inquietud de poder herir los sentimientos religiosos y morales de las personas más fanatizadas. En todo caso y por respeto a las deducciones que han forjado en mí una nueva verdad doctrinal, fundada sobre la fe absoluta en la existencia de un único Creador y con la confianza en la incuestionable racionalidad humana, vengo obligado a defender y a publicar las conclusiones que definen este tratado, duela donde duela y pese a quien le pese; porque cualquier axioma que descubra la verdad y que ahogue la ignorancia debe ser sacado a la luz, lo contrario sería un gesto de debilidad, de cobardía o de falsedad; sí, la falsedad que he denunciado en este tratado, con sus pros y sus contras.

Del fondo de mis sospechas surgió la necesidad de investigar todo lo que se hubiera escrito sobre la vida de Jesús, ya que de su divinidad, muerte, resurrección y ascensión a los cielos dependen la religión, la doctrina, la iglesia romana y la cristiandad entera. De inmediato me llevé una grata sorpresa, al comprobar la amplia biografía escrita desde hacía muchos años sobre él, después de su frustrada muerte en el madero: El enigma de los esenios del Dr. Schonfield; Jesús vivió y murió en Cachemira del Dr. Faber-Kaiser; Jesús murió de viejo del Dr. Holger Kersten; La vida desconocida de Jesús de Nicolás Notovich; leyenda de oriente de Nicolás Roerich; Cachemira y Tibet de Swami Abhedamanda; los años perdidos de Jesús de Elizabeth Clare-Prophet y Aaron R.; adonde murió Jesús? de Shams J.D. Los escritos de Flavio Josefo, historiador judío nacido en el año 37, recién condenado Jesús y por ello, un buen referente de las lecturas populares que fueron calificadas de no probadas por la I.R.

Ante la negativa de esta iglesia a hacer averiguaciones o a publicar lo que ya sabía desde hacía siglos, proliferaron las especulaciones de analistas, investigadores, filósofos y teólogos, pero Roma se mantuvo fiel a sus principios de hipocresía doctrinal. Por ello me he planteado el indagar, desarrollar y aclarar los datos biográficos ya en curso; descubrir y publicar, cuan primicia, que Jesús fue salvado de la muerte en aquel sacrificio, que tras ser curado de las heridas viajó hacia Oriente, pasando por lugares con gran reminiscencia del pueblo de Israel y muy especialmente de las diez tribus errantes.

Es muy asombroso que con tantos datos que se han publicado, con las referencias de los lugares en los que se ha probado que Jesús convivió con sus gentes, en occidente se continúen creyendo las falacias de la doctrina romana; resulta insólito que se mantengan aún en pie los apolillados pilares de una iglesia farsante. Me sorprende que en veinte largos siglos no se hayan unido las fuerzas discrepantes para derribar al poderoso Imperio Vaticano. Desde aquí animo a los que tienen la convicción de que esa doctrina del paulinismo, que no del cristianismo, es además de falaz coactiva, a unir sus fuerzas para recuperar la libertad y la dignidad hipotecada durante veinte siglos. Amén del engaño dogmático de esa doctrina están las vidas que segaron, previa condena a inocentes a morir en las hogueras depuradoras del virus satánico, creado por los doctores de esa iglesia para asegurar la venta de la vacuna, la que llenó a reventar las arcas vaticanas, amenazando a la humanidad con la consigna de que solo ellos podían salvarnos si obedecíamos sus mandatos.

Los manuscritos del Mar Muerto hallados en Qumran y pertenecientes a la secta esenia han siso mensajes esclarecedores de su doctrina, un cristianismo muy anterior al nacimiento de Jesús. En ellos se hallan entre otros: El Documento de Damasco, los Comentarios de Habacuc, los Salmos de Acción de Gracia atribuidos a Jesús, el Verdadero Maestro, también llamado Asaph, de los que entresaco los versos siguientes: Tú me hiciste estandarte para sondear a los que dicen verdad. Con Tú misericordia salvarás mi alma, ya que de Ti proceden mis pasos. Como el Señor es mi salvación no sentiré miedo y nada me conmoverá; aunque todo tiemble yo permaneceré firme y aunque perezcan todas las cosas visibles no moriré, porque el Señor está conmigo y yo con Él. Maestros de engaño han debilitado a Tu pueblo, con palabras y falsos profetas lo han extraviado. Me expulsaron de mi tierra como a un pájaro de su nido. Todos mis hermanos me rehuyeron y me tratan cuan a un cántaro roto. Tú has recorrido mi alma y  alzado en lo alto mi voz. Tú, luz celestial, clavarás mis pies en terreno firme para siempre.

Esta secta recibió la sabiduría médica de Noé, a través de su hijo Sem, con todas las hierbas medicinales para curar las enfermedades conocidas hasta entonces; por esto se cree que fueron los médicos esenios los que curaron a Jesús sus heridas y le salvaron milagrosamente.

Hay muchas pruebas del desprecio de la I.R. por esta secta, pero en particular, porque en sus archivos consta que en Srinagar, capital de Cachemira, se localiza una tumba venerada como la sepultura del Maestro Jesús. Lecturas de la escuela islámica Ahmadiyya coinciden con esta precisión y admiten que Jesús, también llamado Isa Masih, fue el profeta del libro, que murió a una edad avanzada, más de 125 años, y que está enterrado en Srinagar. Su sepulcro está custodiado por Rahman Mir, descendiente del Maestro, cuya familia tiene la autorización certificada de ser el único recipiendario de las ofrendas que depositan los visitantes que acuden de todos los lugares del mundo: Reyes, altos dignatarios, monjes, nobles y ciudadanos de múltiples credos, sobre todo los musulmanes, también los cristianos.

Jesús pertenecía al grupo religioso judío de los nazareos o nazarenos, que nada tiene que ver con Nazaret, ciudad fundada en el siglo ocho. Como tal tenía en su ritual entre otros los siguientes votos: abstenerse de tomar vino, sidra, vinagres de ambos ni comer uvas, frescas o secas. Por ello era imposible que en la última cena tomaran vino y si pan y agua, como dice en sus escritos San Justiniano, en el siglo II; luego el invento del vino fue obra de la doctrina romana para establecer la alegoría de afinidad con la sangre de su cristo, en el delirio radical criminal y desmedido de esa iglesia, que ha acosado sin piedad a fieles y escuelas por el simple hecho de disentir de sus credos, dogmas y preceptos, en particular a la secta esenia, a la de los cátaros e incluso a los templarios por vincularse con los esenios; secta que rebatía los dogmas de la doctrina romana con los hechos históricos verdaderos de la vida de Jesús.

Los referentes históricos prueban las falacias de la I.R. sobre Saulo y su caída del caballo en Damasco. Allí fue para toparse con Jesús cuando iba hacia Oriente, sabedor de que no había muerto, estos detalles hacen poco fiable la autoría que la I.R. otorga a sus cartas.

El maestro Zacarías, de la secta judía caraíta, enseñó a sus discípulos que la creencia en un Dios trino era vana, que no había más que un Dios, que Jesús no era el Hijo de Dios ni el Mesías, sólo un profeta como Moisés y no había podido resucitar de entre los muertos.

En 1978 se celebró en Londres un simposio con el título “la verdad sobre la crucifixión”;  allí se presentó una amplia bibliografía sobre los trabajos relativos a la segunda etapa de la vida de Jesús, con la evidencia de que Cachemira fue el lugar más remoto en donde ofició y que allí le sobrevino el fin de su vida. Las gentes de aquellas tierras tienen la creencia de que en esa tumba reposan los restos mortales del Profeta del Libro (Biblia), además hay muchos escritos que dicen: En Rauzabal se encuentra el sepulcro del profeta Yuz-Asaf; quien por su piedad se convirtió en Mensajero para el pueblo de Cachemira, esto ocurrió durante el reinado de Rajá Gopadatta. Según la tradición popular, las gentes que visitaron esta tumba fueron testigos de bendiciones divinas, ya que las doctrinas de Jesús y Buda se entrelazaron en Oriente, en los primeros siglos del nuevo cristianismo.

Junto a los salmos de Acción de Gracias hallados en Qumran aparecen las Odas de Salomón, antiguos poemas de carácter esenio referidos a Jesús que ya he resumido.

Estoy en desacuerdo con el final de los tiempos, profetizado por Daniel y asumido por Juan en su Apocalipsis, cuyo plazo ya se ha cumplido, por lo cual lo profetizado es falso y pienso que ya deberían haberse derribado todas las doctrinas basadas en paternalismos excluyentes y creada una nueva, panteísta y universal, con dos principios irrebatibles: Uno, todo lo creado evoluciona con perfección absoluta y sólo puede ser obra de una Fuerza Sobrenatural cuyo conocimiento está lejos de los límites de la mente humana y dos, el conocimiento del bien y del mal está por igual en todos los nacidos de mujer, herencia divina del ser racional.

Los fieles católicos están vacios de contenidos teológicos, siguen los hábitos ancestrales sin convicción interior y son meros practicantes de la rutina de ritos primarios; yo propongo que se implante la doctrina sabida y no escrita de las estrictas relaciones del hombre con Dios, respetando todo lo creado. Aunque la humanidad pueda degenerarse aún más, dudo mucho que el Padre consienta que este proceso ruinoso continúe hasta hacerse irreversible, porque en ese caso la regeneración sería traumática y de resultados impredecibles. Confío en que las leyes de la Creación atajarán a tiempo la tozudez de una humanidad descarriada y volveremos a las sendas de la lucidez, de la justicia y a la satisfacción de una actividad diaria global, productiva y rentable; a los tiempos en que cada uno vivía de su trabajo y no de las bolsas sociales que llevan a la esclavitud moral y a la destrucción colectiva. Deseo que Dios recomponga el orden establecido en los orígenes de la vida y que desistan las doctrinas en la espera de que Él nos mandará mensajeros para reparar las desgracias causadas por la perversión humana, mientras el deterioro de valores continúa creciendo, hasta donde? Creo que no estamos lejos de sucesos grandiosos y quizás dolorosos que nos devolverán a estados más virginales. El salmo 37 de los esenios dice: De Yavé penden los pasos del hombre; son firmes y su camino lo complace; aunque caiga no quedará postrado mucho tiempo, porque Él sostiene su mano. Por todo ello, no debemos perder la esperanza de que Dios restituya el orden dispuesto en la creación, todo menos destruir ni el menor de los atributos que nos ha otorgado. Pensar o temer que Él ponga fin a las maldades humanas es una ensoñación. Todas las revelaciones del bien que chapotean en el estanque de la perversidad continuarán enfangándose en la medida en que la ley, el orden y las disciplinas humanas lo provoquen. Nosotros sufriremos los resultados hasta recuperar los lazos de unión con Él y sin la ayuda de ningún mesías que venga a reparar los daños causados. Como dijo Filón de Alejandría, filósofo judío: Todos los que vivimos en el conocimiento del Padre somos Hijos de Dios y como tales responsables ante Él de nuestros actos. Porque nos contiene el elemento básico que dio origen al universo y en nuestro A.D.N. existe una conjunción de microcosmos, siendo Él el macrocosmos, el protector de nuestra existencia, quien nos salvará cuando estemos al borde de la destrucción y por ello insisto tanto en que el mundo nunca tendrá final. Si la humanidad se extinguiera, sería como acabar con la obra más importante de la Creación y con el Creador, al ser portadores de su propia naturaleza, pero no le demos la espalda.

La humanidad busca y detesta al Padre al mismo tiempo, desconfiamos de su poder y sabiduría absoluta, vivimos en un estado sedentario y enfermizo que nos produce un éxtasis fantasioso y acomodaticio, conduciéndonos a la esclavitud física, emocional y psicológica.

El rechazo frontal de la I.R. a la doctrina esenia es la fiel consecuencia de sus tendencias: falsear, ocultar, secuestrar y destruir lo que no encajase en su falaz historial de Jesús y sobre todo los hechos verdaderos reservados y custodiados por esa secta. Acomodó a su ambicioso proyecto los hechos que pudieran desvelar el engaño de sus fundamentos doctrinales. Cuesta aceptar que la doctrina romana, basada en dogmas inventados, haya sido durante veinte siglos el soporte espiritual de media humanidad; de cuya decadencia y ausencia de valores es responsable directa. Además, debo añadir que esta doctrina durante ese tiempo ha ocupado el espacio intelectual y emocional de media humanidad y ha impedido que otra, basada en verdades absolutas, lo ocupe. Para un mundo sumido en perversos avatares materialistas de consumismo, ociosidad y competencias desleales, la adaptación a una realidad doctrinal no es un tema baladí. Por ello opino que nuestra regeneración social, económica y política no llegará hasta que hayamos derribado los pilares doctrinales y dogmáticos  del Vaticano.

Atando conclusiones se puede deducir que Jesús nunca tuvo la intención de abandonar la religión judía e instituir otra nueva, lo cual es propio de un nazareo o zelote. Los evangelios, que arman el soporte de la doctrina romana, no son testimonios verdaderos de los hechos que ocurrieron en la vida de Jesús, solo narraciones escritas mucho después, por creyentes cuyas afirmaciones estaban sujetas a intereses personales y partidistas. Referiré algunos autores escépticos a la veracidad de los evangelios: Herman Samuel Reimarus, en su obra Fragmentos, rechaza la fiabilidad sobre la resurrección de Jesús y que fuera un ser sobrenatural. Daniel Masse en “Jesús, el Mesías del linaje de David”. Robert Ambelain en los secretos del Gólgota, capitulo 14 y en Jesús o el secreto mortal de los templarios. Nicolás Notovich en “Los años perdidos de Jesús”. Las actas de Pilatos, junto a sus cartas, arrojan documentación precisa para considerar fiables los libros de Holger Kersten “Jesús murió de viejo”. Me he apoyado en estas obras para sacar a la luz las investigaciones de este tratado, con la confianza de que mis escritos se acercan mucho más a la realidad de los hechos que ocurrieron hace dos mil años que los dogmatizados por la doctrina romana.

Estos veinte siglos de dominio de las voluntades y las conciencias por la I.R. han sumido a occidente en un estado de anestesia y de aletargamiento, en una apatía espiritual profunda. En esta larga travesía del desierto espiritual sólo le interesó a la I.R. nuestra obediencia y la sumisión exigida desde los púlpitos, bajo amenazas con falsedades dogmáticas, erigiéndose en los únicos mediadores entre Dios y los hombres. Burdas patrañas de falsos pastores que nos han extraviado y alejado del Padre.

Resulta paradójico que la sociedad y cultura occidental, tan abierta y avanzada, se apoye desde hace veinte siglos en pilares espirituales fraudulentos y cada día más carcomidos por las falacias que les dieron forma y falsa fortaleza. Su sometimiento a la I.R. la ha convertido en un enfermo terminal corrompido y adulterado a través de los siglos. Espero que el Padre actúe antes de que las raíces de la racionalidad humana se pudran del todo, intoxicadas por la ruina moral que sufrimos. Occidente ha estado domesticado, durante veinte siglos, por los poderes facticos que nos han impedido ser  nosotros mismos, mutándonos en seres temerosos a los castigos divinos inventados por las falaces e inicuas jerarquías eclesiásticas de la I.R. Rompamos las amarras ancestrales y librémonos de los yugos doctrinales de una iglesia farsante, totalitaria, cobarde y con influyentes reminiscencias criminales. A quien le parezca demasiado fuerte esta última imputación, que eche mano de la historia y comprobará cómo promovieron guerras, cruzadas, invasiones y cualquier acción que les produjera beneficios, además de someter las voluntades y haciendas de los débiles: papas guerreros al frente de batallas con ejércitos bien armados, cruzados, templarios, inquisidores, matanza de fieles devotos acusados de herejes y a los practicantes de otras doctrinas, como la masacre de san Bartolomé perpetrada el 24 de agosto de 1572 en Paris; allí murieron más de 3000 hugonotes, cristianos protestantes de doctrina calvinista, a manos de las beaterías católicas.

Aunque resulte reiterativo debo repetir, para los que aún no se sitúen en qué lado doctrinal estoy, que los dos únicos dogmas que profeso, los dos credos infalibles son: La existencia de un único Creador, que la doctrina romana profana con sus idolatrías, y la racionalidad humana del ser casi perfecto que somos. Excepto estos dos credos, todo lo demás son falaces ilusiones y patrañas insostenibles, ensueños irracionales que no podrán demostrarse jamás.

Los investigadores han renunciado a publicar los descubrimientos que niegan los dogmas sobre los que se fundamenta la doctrina romana, por miedo al trauma que pudiera provocar en los fieles el perder la fe en la muerte, la resurrección y ascensión a los cielos de su Cristo, reduciendo su credo a una farsa impositiva. La beatería siente pánico sólo de pensar en que sus credos sean falaces inventos interesados, sin despertar la convicción de que el único juez de nuestros actos es el Padre y no ningún hijo, pero menos aún sus herederos doctrinales. Por ello que me inclino a pensar que esa beatería no es merecedora de que se la salvaguarde de su estúpida soberbia y orgullo de ser los protegidos por la gracia divina y de despreciar todas las advertencias recogidas en las lecturas del A.T. “Is. 1.11-14 y Am. 5.21-24. En base a ellas digo que el aire que respiramos está contaminado con adulterios, engaño, sexo, estafas, cobardía, abusos, privilegios, ocio, abulia, pasotismo de pesebre, exigencias sumisas y resignaciones; todos estos hábitos inicuos han sido impulsados, mantenidos y silenciados por la dictadura eclesiástica romana, a los que la beatería y la feligresía en general ha hecho oídos sordos, esencialmente porque tienen una concepción religiosa acomodaticia y anodina. La I.R. ha atrofiado a sus fieles, que por ignorancia han ofendido al Padre y a sus Estatutos.

Todo lo dicho conforma el meollo de mi denuncia: Niego la fe en su cristo, su virgen y sus santos; niego los orígenes del hombre a partir de un arquetipo Adán y de la mujer Eva; niego el pecado original, la resurrección de los muertos, la existencia del demonio; niego que haya infierno ni fuego eterno. Por todo esto y más, creo que la I.R. debería iniciar la refundación de sus principios doctrinales y divulgarlos entre los fieles; ya que está aceptado como evidente que Jesús no murió en la cruz ni todo lo demás dogmatizado. De persistir en su cerrazón hará mucho daño a sus feligreses, que se precipitaran en una ruina espiritual; si se produjera esa ruina doctrinal en los millones de fieles que han confiado su espiritualidad a esa doctrina, el mundo podría sufrir un holocausto de fe con consecuencias incalculables y por añadidura digo que quien piense que esta doctrina romana no guarda relación con la angustiosa inestabilidad social que tiene agarrotado a Occidente está muy confundido.

No puedo demostrar la veracidad de evidencias, ideas y opiniones, gracias a que la iglesia católica secuestró o destruyó muchos de los testimonios que hubieran facilitado el rescate de los sucesos históricos; de igual modo que nadie podrá demostrar lo contrario. Pero todo lo que presento está filtrado con un fino tamiz personal y por ello confirmo que lo relatado se sustenta sobre bases racionales coherentes; reiterando mi convicción de que Dios es ajeno a las restricciones y calificativos señalados como punibles por arengas doctrinales, porque nada de lo que el Padre creó fue por error o azar; Él todo lo hizo con perfección y sabiduría.

La decadencia y la corrupción humana exigen reescribir la historia partiendo de verdades ocultadas durante dos mil años, sean cuales sean sus consecuencias. El esclarecimiento de la verdad, como símbolo de libertad, nunca debe ser reprimido ni adulterado.

Antes de analizar detalles del periodo pos crucifixión del Maestro, hare leves reseñas de sus manuscritos, guardados en los monasterios tibetanos. De ellos podemos entresacar: El Juez eterno es el único que ha existido desde siempre y no tendrá fin. Su cólera se soltará sobre los hombres porque han olvidado al Creador. Han llenado sus templos de condenas y odios, adoran a multitud de criaturas que Él las ha subordinado. Humillan a los que trabajan con el sudor de su frente, para recibir el favor de gentes que se sientan a mesas suntuosas; no veneréis a los ídolos, pues ellos no os escuchan. Al hombre no le está permitido ver la imagen de Dios, por ello ha fabricado una serie de deidades a semejanza del Eterno, del que no ha compartido lo creado con nadie; pero con la ansiedad de acercaros al Dios verdadero habéis inventado falsos dioses. Jesús resumía sus sermones diciendo: Es del Padre de quien hablo a las gentes y del que yo soy el Profeta. También resumiré algunas de sus bases doctrinales, guardadas a modo de testamento teológico por los monjes budistas: El corazón humano es el verdadero templo de Dios y no los erigidos por las manos de los hombres; entrad en él con la confianza que debemos tener en nuestro Padre. Nuestros recipientes sagrados son las manos y los ojos. No creáis en milagros hechos por la mano del hombre; solo aquel que domina sobre la naturaleza es capaz de hacer lo que es sobrenatural. Quien no respeta a su madre, el ser más sagrado después de su Dios, es indigno del nombre de hijo. Respetad a la mujer, pues es la madre del Universo y toda la verdad de la creación divina está en ella. La raza humana perece por su falta de fe, la oscuridad ha desbandado los rebaños. No sigas avanzando por el camino oscuro, pues un abismo se abre bajo vuestros pies. El Padre tiene toda la sabiduría y toda la luz; es a Él a quien tenéis para consolaros en vuestras penas. Quien recurre Él con fe no será negado.

En la carta enviada por Poncio Pilatos a Tiberio Cesar hacia el año 32 d.n.e., relativa a la persona de Jesús, le dice entre otras cosas: Apareció en Galilea un hombre joven que, en nombre del Dios que le envió, predicaba humildemente una nueva ley y hablaba más bien como amigo de los romanos que no de los judíos, no era seductor ni agitador y por ello decidí protegerle. Era libre de actuar, de hablar y de reunir al pueblo, lo cual provocaba irritación e indignación a los judíos, no a los pobres, sino a los ricos y poderosos. Cuando lo conocí me produjo una fuerte impresión y temblé cuan ser culpable, estando él tranquilo; nada había en su carácter que fuera repulsivo pero sí que imponía respeto. Me causó buena sensación debido a su amabilidad, sencillez, humildad y amor. Se despidió diciendo: Estos, noble soberano, son los hechos que atañen a Jesús Nazareno; por ellos opino que un hombre como él no es culpable de un acto criminal y debemos admitir que sea un hijo de Dios.

Otra carta muy específica para justificar que Jesús sobrevivió al sacrificio de la cruz es la dirigida por Kurt Berna, secretario del Instituto de Investigación del Santo Sudario en Stuttgart y autor del libro” Jesús no murió en la cruz”, al Papa Juan XXIII el 26 de Febrero de 1.959 que dice: Este Instituto sometió hace dos años los resultados de sus investigaciones, acerca del lienzo, al Santo Oficio de Roma y al público en general. Durante los pasados 24 meses, especialistas de universidades alemanas intentaron en vano refutar los asombrosos  descubrimientos, pero sus esfuerzos no fructificaron teniendo que batirse en retirada, no sin antes reconocer y admitir la validez y vigencia de las investigaciones. De acuerdo con los hechos reales, que no pueden ser impugnados por nadie, el Instituto está convencido de que los resultados constituyen un desafío abierto al mundo entero, además, que el cuerpo de la persona crucificada fue envuelto en este lienzo y que no se trataba de un cuerpo muerto ya que se ha podido evidenciar un movimiento libre del corazón en aquellos momentos; luego la ejecución formalizada no fue completa. De acuerdo con este descubrimiento las enseñanzas actuales y pasadas del cristianismo son incorrectas.

Esta es hoy nuestra posición sobre el caso; una innegable e inviolable obra de investigación científica e histórica, cuyos resultados verifican las reproducciones fotográficas realizadas en el año 1.931 con el permiso del Papa Pio XI y que aportan un material adicional muy valioso. No comprendo, dijo el Instituto, por qué la Iglesia está reacia a facilitar estas investigaciones y dudo que sea por algún temor; ¿por qué debía tenerlo? En nombre de este Instituto y como seguidores de la Iglesia Católica Romana, rogamos que Vuestra Santidad de la orden apropiada para realizar las comprobaciones necesarias. La respuesta del Vaticano a ese ruego no se produjo hasta el 13 de Julio de 1.959 y fue para declinar el acceso a sus deseos.

A pesar de esa declinación del Arzobispo de Turín, la Iglesia se vio obligada a pronunciarse y por ello el Papa Juan XXIII emitió una proclama el 30 de Junio de 1.960, un año después, que fue reproducida en L´Osservatore Romano el 2 de Julio de ese año, bajo el título: LA SALVACIÓN COMPLETA DEL MUNDO A TRAVES DE LA SANGRE DE CRISTO; con ella indicaba a todos los obispos católicos que aceptaran y propagaran que: La salvación completa de la raza humana se efectúa a través de la sangre de Jesús y su muerte no es esencial para tal fin. A la vista de la reacción del Papa, el Cardenal de Turín aprueba la formación de una comisión de altos prelados y científicos especializados en esos trabajos para la investigación de la mortaja. Al principio fueron once, pero con el correr de los años se fueron sumando institutos, universidades y hasta la misma NASA intervino. Desde 1980 se suceden con regularidad publicaciones científicas; en una de ellas se confirman las sospechas de que las manchas eran de sangre humana. Así quedó ratificado por los investigadores que Jesús no murió en la cruz; lo cual confiere muchas probabilidades al hacho de que sea cierta la vida posterior y suyo el sepulcro venerado en Srinagar. Desde aquí le envío un ruego a la humanidad entera para que ampare y proteja de toda impunidad los huesos del divino Maestro y de su sufrida Madre, que sean sacados a la luz, venerados y alabados por todos los pueblos y lleve la cordura a quienes tienen el poder para esclarecer esta verdad.

A quienes les resbalen estos hallazgos y piensen que el creer en Dios es un fundamento de la doctrina romana les diré que desde Confucio, Platón, Aristóteles e incluso Darwin, cada uno a su modo, creyeron que la vida, desde sus orígenes, fue creada por un Ente superior a quien llamamos Dios, Jehová, Ala o simplemente Creador del universo. De todos los sabios hemos recibido las normas de conducta para nuestra convivencia y si aceptamos los hallazgos antes descritos, debemos denunciar los dogmas establecidos en la I.R. por ser falsos: Nunca hubo ni habrá resurrección de muertos, ni ascensión a un cielo que no existe como algo tangible, ni juicio final, porque todo ha sido es y será desde los orígenes según Sus sabios designios. Así pues, la muerte cabalgará siempre a lomos de la vida y Su obra original no sufrirá ningún cambio porque es perfecta y una obra perfecta no necesita ser enmendada. Toda doctrina que emane de esos principios debe ser universal, vacía de temores, intimidaciones, amenazas e imposiciones y apoyada en cuatro pilares: defensa de la dignidad humana, de la verdad, del respeto a todo lo creado y de la solidaridad en la explotación y reparto de las riquezas.

Desde sus orígenes, la I.R. se ha empleado a fondo para podar todos los brotes discordantes que nacieron en su troco; su teología la ha basado en la falsa divinidad de Jesús, para lograr el fin perseguido de complacer a la humanidad en su anhelo de alcanzar el dialogo directo y personal con Dios y de afrontar la muerte como paréntesis hacia la resurrección. Es ingenuo  quien continúe confiando en esa falacia. Me produce tanta aflicción como irritación la espera estéril de los creyentes a lo desconocido, a lo irracional, a la farsa vestida de falsa esperanza. Por ello yo recomiendo, en este tratado, que ordenéis vuestras vidas para que sean lo más longevas posibles, dentro de la herencia genética que todos recibimos; conoced las reacciones de vuestro organismo a los agentes externos: comidas, bebidas, hábitos, placeres y vicios; sed vuestro propio médico y un estricto confesor. Desprecio de manera absoluta que la mayoría de los mortales culpen a Dios de la extinción de sus vidas, con la frase “moriré cuando Dios quiera”; pues no! moriremos cuando por nuestros planes de vida o nuestras ascendencias genéticas determinen el final de nuestras vidas y añado lo escrito en las  profecías: Como no puedo sustraeros a las cosas tristes, terribles y difíciles de tolerar, he armado vuestros espíritus para que resistan todos los avatares del destino; soportadlos con valor, no os dejéis llevar por sendas oscuras ni confundir con falsas promesas y añade: Advertid a vuestros pastores que han de rendir cuentas. Con ello se justifica que Él no será nuestro guardián.

En cuanto al dogma de la Trinidad de la doctrina romana, discrepo que la segunda persona sea Jesús, porque él dice en sus enseñanzas “nuestro Padre y no mi Padre”; luego la segunda persona, el Hijo, nos representa por igual a todos los seres vivos nacidos de mujer.

La I.R. ha tejido una tela de araña con los hilos invisibles del temor a la muerte, al castigo por las malas acciones y al desconocimiento del más allá. Muchos de los contrariados con esa doctrina, han escapado de esa tela para caer en las redes del fanatismo ideológico; por ello es nuestra obligación moral exigir el castigo de la estafa al pensamiento y a la voluntad humana provocada por la I.R., por ser actos criminales que ofenden al Creador y degradan su magna obra. Nadie logrará que el Padre transcienda a los extravíos humanos ni que se mezcle con los mortales; ya se habría menoscabado su infinito poder y autoridad, si hubiera accedido a entrar en nuestro juego tramposo.

Prv.6.16-19 recuerda las seis cosas que aborrece Jehová y las siete que abominan su alma: La lengua mentirosa, los ojos altivos, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que urde pensamientos inicuos, los pies prestos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras y siembra discordias entre hermanos. Otros caracteres apuntados que conviene significar son: La sabiduría habita en la cordura, la soberbia y la demagogia son malos caminos para hallar la sabiduría y el temor de Jehová. Sin dirección sabia cae el pueblo. No hables al oído del necio porque menospreciará la prudencia de tus razones. No hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque. Por la pereza se cae la techumbre y por la flojedad se llueve la casa; lo que debas hacer hazlo según tus fuerzas, porque una vez muerto no hay obra ni trabajo ni sabiduría ni ciencia. Todo tiene su tiempo bajo el sol: nacer y morir, amar y aborrecer, reír y llorar, sembrar y recoger.

En Is.2.4 dice Jehová: Volverán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces, no hay más Dios que Yo, fuera de Mí no hay quien salve. Yo ayudo a quien confía en Mí. La religión es la envolvente doctrinal, pero el mandato divino es la columna vertebral del entendimiento humano. Si no anduvierais en pos de dioses ajenos, para mal vuestro, viviríais tranquilos en vuestras casas; en cueva de ladrones convertís la casa donde es invocado mi nombre con mentiras. Yo busqué entre los profetas hombre que se pusiese en la brecha delante de Mí, a favor de la tierra para que no la destruyese, pero no lo hallé. En medio del pueblo haré justicia pero no lo destruiré y si no me escucháis Yo enviaré sobre vosotros maldición.

Recordaré las lecturas proféticas que la I.R. ha cribado para justificar los dogmas falaces de la divinidad de Jesús: La virgen concebirá; varón de dolores; lo tuvimos por azotado; herido por nuestras rebeliones; por sus llagas fuimos curados; como cordero fue llevado al matadero y afligido no abrió la boca; ante Mí toda rodilla se quiebre y jurará toda lengua; nos dará vida después de dos días y al tercer día nos resucitará; tu Belén efrata…; pueblo mío que te he hecho, en que te he ofendido respóndeme; miraron a mí a quien traspasaron; yo envío mi mensajero, el cual prepara el camino delante de Mí. Referente a los salmos del rey David que también fueron cribados: Me han cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies; contar puedo todos mis huesos; repartieron entre sí mis vestidos y sobre mi ropa echaron suerte; siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies; cuando comieres del trabajo de tus manos bienaventurado serás. La lista continúa, pero creo suficiente este recordatorio para descubrir que la doctrina romana justificó sus engañosos dogmas plagiando las profecías y anhelos del pueblo hebreo.

No cerraré este capítulo sin antes hacer una llamada de atención con la siguiente denuncia: Qué ha ocurrido en la humanidad para que desde el profeta Jesús en la fe cristiana y el profeta Mahoma en la religión islámica no haya habido ningún otro profeta conocido. En mi opinión, la explicación está en que las relaciones de la humanidad con el Padre han sido más bien distantes, superficiales, folclóricas, interesadas, de falsa sumisión y acomodaticias

En La Atalaya se alumbran razones para liberarnos de las imposiciones que arrastramos y reitero que vivimos demasiado pendientes de lo material, ajenos y distantes al conocimiento de la verdad divina inmersa en nuestra racionalidad; aprendamos a apreciar lo sagrado en la vida cotidiana, sin imposiciones religiosas y tan solo con los verdaderos credos doctrinales.