Cuarta Entrega

ESTUDIO DE LOS INDICIOS HISTORICOS EN LA VIDA DE JESÚS.

A.- INTRODUCCIÓN.

En contraste con la ausencia de datos fiables que avalen la muerte de Jesús, unido a que nadie advirtiera su resurrección y ascensión al cielo, hay indicios históricos de un hombre con ideas muy afines, casi idénticas a las que demostró en su vida evangélica; un hombre que poco después de la crucifixión salió hacia Oriente, dejando en los lugares por donde pasó testimonios de su vida y de sus enseñanzas, hasta llegar a Cachemira, donde se asentó y murió a avanzada edad.

Si damos por buenos los indicios históricos aportados por unos investigadores documentados que están editados y no rebatidos por el Vaticano; con referencias escritas como las de Andreas Faber-Kaiser “Jesús vivió y murió en Cachemira”; las de Holger Kersten “Jesús murió de viejo”; el libro de Shaikh Abdul Qadir “Jesus Travels to India and Kashmir” y muchos otros relacionados con su estancia y muerte en la India. Podemos deducir, sin riesgo a equivocarnos, que Jesús no murió en el madero, ya que fue descolgado por soldados partidarios de su doctrina, que simpatizaban con él y entregado a un hombre influyente, José de Arimatea, que junto a Nicodemo, fueron los dos únicos miembros del Sanedrín que votaron en contra de la condena a muerte de Jesús. Este hombre, José, que tenía clara influencia ante Pilatos, le había pedido el cuerpo del Maestro para depositarlo en un sepulcro nuevo de su propiedad.

Por aquellos tiempos, la secta judía de los esenios, con la que Jesús tenía una profunda vinculación; hay autores que afirman que eran sus mentores, eran los más adelantados en conocimientos médicos y en técnicas curativas, por ello, según los archivos hallados y los relatos populares recogidos, fueron los que atajaron con notable eficacia el proceso de agonía en el que estaba inmerso. Ya recuperado, porque lo del encuentro o no con sus discípulos simulando la resurrección fue intrascendente, puso rumbo hacia Oriente, en busca de las diez tribus perdidas de Israel, asentadas desde hacía muchos siglos a miles de kilómetros de Palestina. Así salió de su patria, la tierra de la evangelización, en compañía de María, su madre, y también de Tomas.

Aquel largo viaje, que duró muchos años, fue un gran sacrificio para María, que siguió a su hijo hasta que le sobrevino la muerte ya en Pakistán, cerca de la frontera con Cachemira. Su tumba aún se venera y es conocida como la tumba de la madre de Jesús. Él continuó camino hacia Cachemira, donde murió a edad muy avanzada, siendo enterrado en una cripta de la capital, Srinagar, conocida con el nombre de Rozabal. Su tumba se venera, desde hace veinte siglos, por gentes de todas las creencias, gentes que a través de las leyendas, tradiciones y escritos muy antiguos tienen referencias de la vida de Jesús después de ser crucificado; en ellas se dice que tuvo hijos e incluso hay un hombre llamado Basharat Saleem que afirma ser descendiente vivo del Maestro y que conserva el árbol genealógico de su familia a partir de Jesús. Hay claros indicios de que Jesús eligió esta región porque había estado allí en su juventud, entre los 13 y los 29 años, periodo que las engañosas escrituras del N.T. no han podido o más bien no han querido dar detalles de su paradero, ni de sus actividades, tan solo el silencio más absoluto o suposiciones absurdas. Ese periodo en la vida de Jesús ya lo presenté con detalles en la primera parte, basándome en las narraciones del investigador ruso Niko-lai Notovich, editadas tras sus viajes e indagaciones en los monasterios tibetanos. En ellos guardan los rollos que con absoluta fiabilidad narran el legado de las enseñanzas predicadas por Jesús en aquellas tierras, que no fueron elegidas al azar, ya que el Maestro sabía la vinculación del fértil valle cachemir a las lecturas del A.T. y por ser la región más extrema adonde llegaron y se establecieron algunas de las diez tribus perdidas de Leví (Israel). También sabía Jesús que en aquel valle se hallaba la tumba de Moisés, caudillo y profeta, venerada por judíos, cristianos, musulmanes y hasta por los hindúes que la han cuidado desde hace más de 3500 años. Los nombres de los lugares citados en la Biblia donde se especulaba que hubiese sido enterrado Moisés, no existen en Palestina ni en regiones próximas, pero sí están en Cachemira. Estos hechos silenciados o rechazados por la doctrina hebrea y por la romana, son bien conocidos en la historia persa y en la cachemir, que los han transmitido hasta la actualidad; también los sucesos legendarios de Cachemira se han conservado y transmitido hasta ahora.

Una secta islámica, la Jos Ahmadiyya, se ocupa desde hace muchos años de custodiar la tumba de Jesús, que es para ellos un profeta respetado del libro (la Biblia). Esta secta ha hecho publicaciones importantes respecto al paso de Jesús por ese valle y a su muerte. Los informes que han podido conocerse han sido gracias a las investigaciones de unas pocas personas desconocidas para la gran mayoría de la población mundial. En la primera parte de este tratado, he resaltado la imperiosa necesidad de llevar al conocimiento de la humanidad la evidencia de los hechos siguientes: Que Jesús no murió en el madero, que tras ser salvado de la muerte y curado por la secta esenia volvió por sus pasos hacia Oriente, hasta Cachemira, junto a aquellos con los que estaba más identificado por sus enseñanzas y a los que se sentía muy ligado. Resumiendo: Ni muerte, ni resurrección, ni ascensión a los cielos, ni cristo, ni encarnación o sea ninguna de las falacias que han fundamentado la doctrina romana, atribuidas a Saulo.

Tardaron ocho días en curar a Jesús de las heridas, el tiempo transcurrido entre su ejecución y la aparición a sus discípulos, aunque la realidad solo Dios la sabe; porque como he dejado relatado en el capítulo anterior, siempre dependió de lo que interesara decir en cada momento. A pesar de los muchos análisis y estudios realizados sobre Jesús, nadie ha podido desvelar los enigmas de su vida, que son objeto de espinosos debates. No han sido capaces de unificar criterios en las fechas, lugares ni detalles de sus orígenes, aunque para la mayoría de sus devotos tenga poca  importancia; porque lo principal es saber si murió o no en el madero. Estoy convencido, por las indagaciones existentes, que murió de viejo y  añadiré aquí un detalle que está en los más que discutibles evangelios canónicos: Mt.27.50, Mr.15.37 y Lc.23.46 dicen: Jesús dando una fuerte voz expiró; quién que se esté  muriendo tiene fuerzas para gritar y lanzar al aire una fuerte voz?

En la I.R. se ha mantenido una doctrina falsaria, porque muchos de los eruditos han vacilado en revelar los hechos ocultos de la vida de Jesús y no apruebo porqué temieron opinar sobre estos misterios, aunque lo comprenda. Fue el brazo poderoso y criminal de la I.R., quien comprando voluntades desde siempre frenó sin el menor respeto ni consideración que se difundiesen noticias sobre Jesús, para así evitar que se descubriera su fraude doctrinal y con ello el desplome de las estructuras romanas. Sospecho que la curia vaticana conoce todos los manuscritos relacionados con las estancias prolongadas de Jesús en el Tíbet y en Cachemira, guardados en copiosos rollos en las lamaserías de Hemis, Lhasa y Ladakh entre otras. Traeré aquí y ahora un manuscrito del año 180, conocido como el Maha-Baavishya-Purana, según el cual se detalla el encuentro de Jesús con el rajá de Cachemira. El rajá le preguntó quién era, a lo que contestó: Soy conocido como el hijo de Dios, soy seguidor y predicador de la verdad; por mí tuvieron que padecer los pecadores y también yo sufrí a manos de ellos. Enseño a la humanidad a servir a Dios, que está en el centro del Sol y de los elementos; el Sol y Él existirán siempre.

Entre los expertos en los misterios de la vida de Jesús, está muy popularizada la opinión de que en la celda subterráneo existente bajo la tumba de Srinagar se hallan abundantes reliquias, que nunca saldrán a la luz, porque hay una férrea oposición de propios y extraños a que se abra, a pesar de que lo hayan pedido en reiteradas ocasiones. En Julio de 1973, en el weekend de Londres, se aprobó la petición de que fuese abierta, certificando los expertos allí reunidos, que en ella hallarían huellas de clavos en las manos y en los pies del Profeta, allí enterrado.

No me pararé a analizar los detalles que rodean esta tumba; como el gravado de los pies perforados por clavos o las cruces talladas en rocas enormes, solo me detendré en los relatos que me resulten novedosos y más fiables: El nombre de Isa, al que reconocen y enfatizan como un Buda, fue muy respetado entre los miembros de aquella comunidad y los lamas conocen sus enseñanzas divinas. 

El Buda Isa enseñó las doctrinas sagradas en la India y entre los hijos de Israel, allí establecidos desde la antigüedad (las diez tribus perdidas).

La estrategia interesada de la I.R. fue siempre la de no reconocer la autoridad del Dalai Lama, para impedir que los budistas propagaran en occidente la verdadera historia de Jesús y que los creyentes la ignoraran. 

Pilatos tenía simpatía por Jesús y por ello facilitó su salvación, dictando la ejecución para un viernes y a pocas horas de la puesta del Sol; a punto de caer la noche del gran Sab-bath. Debido a que estaba prohibido pernoctar en el madero tras anochecer, lo apearon de él antes de morir, no como a los dos ladrones a  quienes quebraron las piernas. Trasladándolo al sepulcro para después curarlo. Esta simpatía del cónsul romano por el Maestro, queda reflejada en la Carta de Pilatos a Tiberio Cesar el año 32, conservada en la biblioteca Vaticana en Roma. En ella dice: Apareció en Galilea un hombre joven que, en nombre del Dios que le envió, predicaba humildemente una nueva ley. Primero temí que su intención fuera sublevar al pueblo contra los romanos, pero pronto se desvanecieron mis sospechas. Jesús el Nazareo habló como un amigo de los romanos, que no de los judíos, y debemos admitir que es realmente el hijo de Dios. Esa simpatía unida a los desvelos de su mujer, Claudia, le salvó la vida, porque Pilatos no quería que Jesús muriese. Ese empeño estaba justificado además en los siguientes hechos: El centurión romano, que le hirió con la lanza, era un fiel servidor de Pilatos y por ello su lanzada no fue profunda, no desgarrando ningún órgano vital y saliendo sangre y agua, lo cual demuestra que no estaba muerto y confirma las manchas de sangre halladas en la sábana Santa con la que le envolvieron. Esto unido a la esponja con la que dieron a beber vinagre y mirra, la autorización del cónsul a José de Arimatea y otros detalles vitales, confirman esa simpatía.

El lienzo de Turín con 1,10 metros de ancho y 4,30 metros de largo echado sobre la cabeza y cayendo por delante y por detrás, primero ocultó su rostro aún vivo y después empapó la sangre de sus heridas que aún fluían, lo que confirma fehacientemente que se mantenía con vida.

En base a las investigaciones científicas y medicas, garantes de que Jesús no murió en el madero, por los detalles del lienzo y otros expuestos, el profesor alemán Kurt Berna envió al papa Juan XXIII un escrito el 26 de febrero de 1959, en el que le detallaba con precisión los análisis e investigaciones realizadas hasta entonces sobre el lienzo y que les habían llevado a las siguientes conclusiones: La ejecución de Jesús no fue completa, no le produjo la muerte, por ello los preceptos del paulinismo y su doctrina son falsos. Esa extensa carta que reclamaba la disposición material del lienzo para comprobar los resultados obtenidos sobre un pequeño retal y a través de las fotografías, la contestó el Vaticano el 13 de julio de ese 1959, comunicándole que su alteza el cardenal Maurillo Fossati, Arzobispo de Turín, declinaba acceder a tal deseo. Diez años después, en 1969, el Vaticano autorizó la formación de un comité de expertos científicos y médicos para la investigación, culminando con una conclusión radical: Jesús no murió en la cruz.

 Para defenderse el Vaticano de la corriente de perplejidad doctrinal que se había despertado, el mismo papa emitió una proclama el 30 de junio de 1960, reproducida en L´Observatore Romano el 2 de julio de ese año, por la que el papa pedía a todos los obispos católicos que aceptaran y propagaran que la salvación completa de la raza humana se efectúa a través de la sangre de Jesús y que su muerte no es esencial para tal fin. Con ello quedaba derribada la doctrina romana ya que si se desconoce el lugar, el momento y las circunstancias de la muerte de Jesús, desaparece el vínculo entre la muerte, la resurrección y la ascensión a los cielos. Solo a algunos discípulos se les atribuyó el supuesto de tener fe en la resurrección de su Maestro, basada en sus sermones, y de ella  nació  la fe de los primeros cristianos. En resumen, con la aceptación por la I.R. de tales afirmaciones deberían haberse desmoronado los pilares que falseaban esa doctrina, cargada de imposiciones irracionales que en nada se parecen a las enseñanzas del Maestro. A los 20 siglos transcurridos, amparándose falazmente en la resurrección de Jesús, hay que añadir los 58 años que han pasado desde que Juan XXIII se viera obligado a reconocer que Jesús no murió en la cruz y aquí como si nada; los falsos pastores y los dóciles rebaños están en lo mismo, en confiar que las liturgias, preceptos, sacramentos y los miedos infundidos a media humanidad desde los orígenes de esa doctrina, les pongan a salvo de la muerte, del castigo de sus pecados y les premie con necias esperanzas en el más allá.

Hay muchas fotografías que corroboran las referencias israelitas en la región de Cachemira, con reseña de las estancias, muerte y sepulcros de Moisés, Jesús, María, Tomás el gemelo y otros significados discípulos y fieles de la doctrina hebrea; también recuerdos históricos como el trono de Salomón, las palas de remo acorazonadas, empleadas en los lagos Dal y Nagin de Cachemira, que son una réplica de las halladas en el lago Genesaret (Tiberiades) y en el rio Éufrates; fotografías de judíos en el llamado Prado de Jesús en Yusmarg; el santuario de Aishmuqam, donde Jesús se detuvo a descansar camino de Srinagar; el túmulo sepulcral de Jesús en el edificio sagrado Rozabal, en el centro de la ciudad; la losa sepulcral de Jesús y de Syed Nazir ud din; el bloque de piedra con las huellas de unos pies que dicen ser de Jesús; tablón explicativo fijado en la cámara interior de Rozabal describiendo quien descansa en su cripta; tumba de Moisés en el monte Nebu con vistas al lago Wular y el celador de esa tumba. El Ka Ka Pal o piedra de Moisés en Bijbihara, al sureste de Srinagar, piedra que dicen milagrosa, de lo cual yo me abstengo y por ello, no lo relataré aquí.

Son evidentes las pruebas que atestiguan la descendencia israelita de afganos y cachemires, siendo conocida la gran interrelación de lenguas entre la biblia hebrea, la de Afganistán, Cachemira y pueblos limítrofes. Muchos historiadores así lo han referido, demostrado y probado en los escritos de sus libros.

Veamos las referencias históricas posteriores a la curación de Jesús después de su crucifixión: Cuando Jesús apareció de nuevo delante de sus apóstoles en Galilea, había recorrido 100 km. desde su curación en Jerusalén. Al verle aquellos mismos que habían huido por miedo a represalias y creyendo que venía en espíritu, él les dijo: Porqué os asustáis, miradme las manos y los pies y comprobad que soy yo mismo, un espíritu no tiene carne ni huesos, como yo tengo. Después, Jesús les pide algo de comer porque tenía hambre, le dieron un trozo de pescado braseado que se comió. Esto demuestra que se presenta como un hombre mortal, también cuando Tomas palpa sus heridas demuestra que su cuerpo es real y no espiritual.

Al margen de las intervenciones sobre los esenios, sobre José de Arimatea y de Nicodemo, del centurión y del propio Pilatos, estaba la voluntad del Padre para que Jesús continuara su camino a Oriente en busca de las tribus perdidas, para reunirlas, protegerlas y enseñarlas; en definitiva ayudarlas a encontrarse con sus raíces ancestrales, con la doctrina de su pueblo.

Se cree muy probable que cuando Saulo cayó del caballo, Jesús ya estuviera en Damasco camino de Oriente y, previo aviso, le hubiera salido al encuentro; de Damasco, Jesús viajó a Ni sibís en Turquía, donde había colonias de las tribus perdidas, de aquí marchó a Siria junto a María, su madre; de esa estancia nace la frase escrita en el Corán, Sura 23 versículo 50 que dice “Hicimos con el hijo de Maryam y con su madre un signo. A ambos les dimos cobijo en una colina fértil con agua corriente” en su camino hasta Cachemira. Durante muchos años estuvo amenazado de muerte en múltiples ocasiones, teniendo que salir de noche de las ciudades donde se hospedaba. Al pasar por Ain-ul-Arnes, próxima a Alepo, Jesús visitó la tumba de Sem, hijo de Noé. A causa de las amenazas viajaba de incognito, incluso se cambiaba el nombre con bastante frecuencia; en una ocasión se hizo llamar Yuz Asaf, nombre con el que predicó en Irán y fue muy querido por su gente. También en Afganistán, en Ghazni y en Ja La Labad existen dos explanadas, conocidas con ese nombre, donde habría predicado.

En la frontera entre Pakistán y Cachemira, del lado Pakistaní, en la ciudad de Taxila tienen memoria de su paso junto a su madre María y el discípulo Tomás, también llamado el gemelo por su gran parecido con Jesús. Cerca de Taxila, María no pudo continuar resistiendo las penalidades del continuo viajar y murió en la pequeña ciudad de Murree, cuyo nombre conservado hasta el año 1875 fue en memoria de María. Allí fue enterrada, en el lugar llamado Pindi-Point y su sepultura la conocen por el nombre de Mai Mari da Asthan o “lugar de descanso de la madre María”. Tanto la tumba de María como las de Jesús y Moisés están orientadas de Este a Oeste, mientras las musulmanas, que abundan en Cachemira, lo están de Norte a Sur.

Una vez Jesús enterró a su madre en Murree prosiguió viaje hacia Cachemira, entrando en la región por Srinagar a través del valle llamado Yus-Marg, prado de Jesús, a unos 40 kilómetros al sur de Srinagar. Este valle está poblado por la raza judía de los Yadu, que viven en devota convicción secular de ser allí donde Jesús terminó sus días. Muchos lugares de la región guardan una estrecha reminiscencia con el nombre de Jesús o con algunos de sus derivados como Aish que es la raíz de Aishmuqam o lugar en el que descansó Jesús en su viaje; lugar muy venerado por los musulmanes, por conservarse allí, bajo llave, la cornamenta de lo que llaman el carnero de Dios, también se cree que allí se conserva el bastón de Jesús, otros dicen que es el bastón de Moisés.

Pasemos ahora a las referencias de escritores sobre la persona de Jesús en su 2ª patria, Cachemira: Yuza asaf, el Yuzu de las tribus de Israel, le fue reconocida su cualidad profética en el año 54. Por orden del rey cachemir Gopananda se encargó a Sula, imán de Persia, la reparación del santuario conocido por “el trono de Salomón” y construyó sus cuatro pilares con las siguientes inscripciones: Yuzu Asaf proclamó su cualidad de profeta, año 54. El es Yuzu, de las tribus de Israel. El encuentro del Rajá Shalewahin con Jesús en Voyen, cerca de Srinagar, hacia el año 48, narra un diálogo célebre del que extraigo las siguientes frases: Vengo de un país lejano en el que no existe la verdad y en el que el mal no conoce límites. Por mí tuvieron que padecer los pecadores y yo sufrí a manos de ellos. Enseñó el amor, la verdad y la pureza de corazón. Enseñó a los hombres a servir a Dios.

Hay otros relatos que manifiestan las buenas relaciones del rey Shalewahin con Jesús, cuando le dijo que precisaba de mujeres que le cuidase y le ofreció cincuenta; Jesús le replicó que no necesitaba ninguna y que nadie tenía que trabajar para él, pero tanto insistió el rey que al final accedió a tomar una mujer para que le hiciese las tareas domésticas; fruto de la convivencia con aquella mujer de nombre Marjan, oriunda de una idílica aldea de pastores en el valle de Phalgam, tuvo hijos. Esto lo escribo sin ánimo de crear un foco sensacionalista y porque los informes recibidos me dan confianza de que son ciertos, al haber sido relatados por un descendiente directo de Jesús, Basharat Saleen, traducido por la buena nueva, que en un escrito dirigido al autor del libro “Jesús vivió y murió en Cachemira” lo detalla. No es extraña esa traducción, ya que los descendientes de Jesús tuvieron ciertas cualidades paranormales de curación y mejorías extremas. Suerte de que aún viviese este hombre cuando se escribió el libro,

Hay algunos libros de investigadores que narran viajes de Jesús a Ceilán y a otros lugares. De su muerte ya he narrado que cuando sintió que su vida se acababa mandó llamar a su discípulo Ba´bat (Tomás) para expresarle sus últimos deseos sobre la continuación de la misión y le indicó que construyera una tumba sobre su cuerpo en el lugar exacto donde espirase. Se estiró con las piernas dirigidas hacia el Oeste y la cabeza hacia el Este y murió. Esta fue también la voluntad del profeta Mahoma, siendo enterrado allí donde expiró, en la estrecha estancia de su mujer, pero en dirección Norte-Sur, porque dijo que Dios se haría cargo de su alma en el mismo lugar en el que muriese. Rozabal, Rau-Za Bal o tumba de los profetas, la de los santos se llama Zidrat o Ziarat. El viejo plafón con la leyenda original que señalaba la tumba con la descripción Rozabal fue sustituido por otro en el que se lee: Ziarat Yuza Asaf Khanyar o tumba del santo Yuza Asaf, que llegó al valle de Cachemira muchas centurias antes y dedicó su vida a la oración y a la prédica de la verdad.

 

B.- ANÁLISIS DE LOS HECHOS HISTÓRICOS

Jesús estuvo en Cachemira en el 2º año de la era Shalewahim, que se corresponde con el año 80 de nuestra era; llegó a aquella región hacia el año 60 y vivió allí hasta el año 109, que con el reajuste del inicio de la era, siete años antes del año cero, nos sale que como mínimo el Maestro vivió hasta los 116 años.

Jesús nació antes de la muerte de Herodes el Grande, que ocurrió en la primavera del año 750 de la era romana o sea el 4 a.n.e. Por los datos conocidos en los censos de Dionisio el Exiguo y de Quirino puede estimarse que Jesús nació hacia los años 6 ó 7 a.n.e., ya que Herodes decretó la matanza unos meses antes de su muerte, o sea el año 5, que mas los 2 años que tenía Jesús en aquella horrible purga nos resulta que tendría entre 35 y 36 años cuando inició su vida pública; de 5 a 7 años más que lo establecido para el principio de nuestra era.

Ya que nadie del pueblo hebreo puede garantizar donde murió Moisés ni donde fue enterrado, los investigadores e historiadores especularon, cruzaron fronteras, tendieron puentes, viajaron, conocieron las leyendas populares en las regiones al este de Palestina, como la de San Juan Crisóstomo en el siglo IV, que ya lo había intuido cuando se preguntaba, si no yacerían los restos de Moisés en algún lejano lugar al Este, porque se sabía que en esa dirección salió de Egipto.

En el Deuteronomio, 11.8-32, se profetizan lugares relacionados con la tierra de Promisión, pero en aquellos tiempos antiguos no se sabía dónde estaban. Cuando los mercaderes pasaron por esos lugares, descubrieron que se hallaban en la región de Cachemira. Estos lugares bíblicos eran: Bethpeor, Heshbon, Pisgah, el monte Nebo y el valle de Moab. Mucho antes de que el pueblo hebreo conociese la localización de estos lugares a través de los mercaderes, Moisés se puso en marcha hacia allá por inspiración divina, ya que en Num.27.12 está escrito que Jehová dijo a Moisés: Sube a lo alto de este monte Abarim y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel. Uno de los picos de esas montañas es el monte Nebo y aunque en palestina hay también un monte Abarim en medio del desierto, en él no se cumple lo escrito en Dt.11.11la tierra de Promisión es un país de montañas y de valles que se riega con la lluvia del cielo”. Esta descripción coincide plenamente con Cachemira, que se la conoce como el Paraíso del mundo y a Bagh-i-Jan-nat como el jardín del Paraíso.

Todos los análisis bíblicos realizados por los historiadores contemporáneos fueron confirmados por las tradiciones populares de aquellas tierras, que afirman: Moisés llegó a Cachemira y allí está enterrado. Su tumba la identifican aquellas gentes como el Santuario del Profeta del Libro y se puede decir que esta tradición se confirma con lo escrito en Dt.34.5-6Y murió allí Moisés, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor, cuando tenía 120 años y le lloraron los hijos de Israel en los campos de Moab 30 días”. Su tumba, que hasta hace unos cientos de años tan solo la conocían los cachemires, era venerada desde hacía 3500 años, como la tumba de Moisés “El profeta del libro”.

El Profeta Mahoma dijo, que cuando Moisés sintió que se acercaba la hora de su muerte rogó a Dios que le permitiera ver el país de Promisión y sus suplicas fueron escuchadas; el Profeta añadió: Moisés murió ahí y si yo estuviera allí habría podido mostrar su tumba en el sendero de un abrupto monte, el Nebu, a unos 58 km. al norte de Srinagar. El mantenimiento de este lugar sagrado y sus ritos de adoración lo realiza un grupo de judíos, descendientes de las tribus perdidas, que ocupan unas cuantas casas en la montaña. Los musulmanes llaman a este lugar “la réplica del cielo sobre la tierra”. El nombre de Musa-Moisés es muy frecuente entre los cachemires y también leyendas como la de la piedra “Ka Ka, Pal”. Los habitantes de Ladakh llaman a Moisés Ka Ka; la voz Ka significa alma de Egipto y más precisamente el doble del cuerpo o sea lo que queda después de la muerte.

A través de este vocablo KaKa, se conoce la influencia de la cultura Maya en la India y significa partícula duplicativa. Kabaquil es el nombre del dios maya-quiche, cuyo nombre significa lo oculto, el doble que no se ve y al que se conoce por sus manifestaciones. En el Japón existe una piedra de Moisés a la que también llaman Ka. En la ciudad de Aishmuqam se encuentra el bastón de Jesús que dicen fue el que utilizó Moisés, bastón con el que al golpear la piedra de Moisés brota agua de ella. Está guardado bajo llave y no se muestra a nadie; solamente cuando hubo grandes epidemias lo sacaron al exterior para que obrase el milagro, también si había gran sequia, plagas y otros desastres similares. En Cachemira, a este bastón se le conoce por el nombre de Asá-i-Isa y también Asá-i-Musa, según se atribuya a uno o a otro Profeta; otras culturas lo llaman Balagir, que significa atajador o pre ventor de calamidades. Es de madera de olivo, color marrón muy oscuro, de largo 8 pies y 3 pulgadas, esto son aproximadamente 2,50 m. y de diámetro impreciso.

Existió un gran paralelismo entre las enseñanzas y la espiritualidad de Buda y Jesús, utilizando con frecuencia las mismas expresiones a través de sus parábolas, que los dos gustaban de emplear como medio más cercano para la comprensión de sus seguidores. Ambos decían declinar los milagros, despreciar los bienes terrenos y recomendaban la humildad, la paz, el perdón al enemigo, la propia superación y la abstención del contacto carnal. Ante las sospechas de muerte subrayan que se van a casa, al cielo; y en las despedidas exhortan a los discípulos a anunciar una destrucción general del mundo. Sin patria y pobres vagaron de un lugar a otro como salvadores, médicos y redentores; sus adversarios les reprocharon que prefiriesen la compañía de pecadores y predijeron que a su muerte se hallarían signos asombrosos: la tierra temblaría, sus extremos arderían, se apagaría el Sol, un meteoro caería del cielo y tantos otros disparates más. Yo dudo mucho que dos hombres de tanta influencia divina, como lo fueron Buda y Jesús, pudiesen presagiar tales desatinos sin pensar que con ellos recelaban de la sublime obra del Creador y además, estos caracteres rayan con la irracionalidad humana, por lo que creo que han debido ser inventados por sus seguidores, no sé con qué intención, quizás para inflar el globo del regocijo fanático y me explico: el perdón al enemigo multiplica los malhechores, la humillación devalúa la dignidad humana y la superación la realza y envanece. La abstención del contacto carnal creo que es ir en contra de los dones recibidos del Creador y por ello una ofensa a Su sabiduría. También presagiar la destrucción total lo veo irrespetuoso con la magna obra, sea cual sea su origen o causa. Sobre la patria y las riquezas diré que es comprensible, ya que sus dignidades no eran para limitarlas en el espacio ni en los bienes materiales. Niego que la muerte de estos grandes hombres hubiera originado catástrofes, porque es siempre el Padre quien lo controla todo.

Creo que los deseos de los fanáticos destructores pudieron más que sus raciocinios para llegar a tan absurdos argumentos: La tierra temblará y arderá, el Sol se nublará y caerán meteoritos; esto es lo contrario de lo que ambos encarnaban: Jesús decía ser la luz del mundo y Buda era conocido popularmente como Gauta-ma, que en sanscrito significa luz. De estos dos sabios y maestros teológicos nunca pudieron nacer, ni en sueños, disparates semejantes. Los dos eran conocidos por otros títulos, caracteres y calificativos de total identidad: Buda era Siddharta, el que cumple el objetivo de su venida; Asarn Sarn, quien redime con su presencia; príncipe nacido de virgen. A Jesús se le conoció como refugio de los cansados, rey y nacido de virgen; fue llamado maestro en los evangelios y a Buda se le llamó Sasta, que significa también maestro. Ayunaron ambos durante cuarenta días, fueron objeto de tentaciones, sus enseñanzas de moralidad coinciden, los dos enseñaron a sus discípulos el valor de la pobreza, defendieron el celibato y no hay referencias fiables de que se produjesen sucesos extraños cuando murieron: Terremotos, oscuridad o el rasgado del velo del templo, creo que son inventos fantasiosos, pobres y mal intencionados.

La gran similitud existente entre las dos enseñanzas, sus principios doctrinales y los sucesos que marcaron sus vidas, me lleva a pensar que Jesús en su primer viaje a la India, desde los 13 a los 29 años, aprendió las enseñanzas de la doctrina budista para aplicarlas y ponerlas en práctica durante su vida pública en Palestina. No en vano pasó la mayor parte de esos 15 o 16 años conviviendo con monjes del Tíbet, que llevaban más de 500 años practicando la doctrina budista. No creo en las especulaciones contrarias, que argumentan la renovación de esa doctrina por Jesús en su primer viaje a la India, ni veo la necesidad de entrar en detalles. Recelo de las exageradas reflexiones y mensajes de carácter antinatural que publican los pastores perversos de ambas enseñanzas y confío en las virtudes de ambos como hombres elegidos por el Padre, en sus anhelos por lograr bienes materiales con honradez y justicia, el control y protección de la salud, el perdón a los enemigos, la conquista del mal con el bien etc. Sobre esta quiero decir que quizás cuando la humanidad se regenere podamos restablecer las bondades de estos dos Profetas, pero no antes de cortar las cabezas a todas las serpientes y víboras, que tienen corrompida y esclavizada a la gran mayoría de los hijos de Dios; lo contrario sería dilatar la práctica del malvado a persistir en sus abusos.

En relación con las profecías del Buda Gautama sobre la venida de un Mesías o Metteyya de tez clara 500 años después de él, que los budistas lo identificaron con Jesús, me parecen poco creíbles a pesar de que se cumpliera la fecha porque, qué lecciones recibiríamos los creyentes de ser así? Siendo las profecías mensajes para que conozcamos la voluntad del Padre, que justificaría el anunciar con 500 años de anticipo la llegada de un Mesías?, la verdad, no lo creo esencial.

Solo de pasada, debo comentar algunos mandamientos del decálogo impreso por el budismo que me parecen contrarios a la concepción universal de la vida humana: No matarás a ningún animal vivo; esto lo creo contrario a la concepción divina de la creación de animales y plantas que forman el equilibrio de la vida en la tierra, ver Gn.1.28-29. No beberán bebidas excesivamente fuertes; quién determina la diferencia entre lo fuerte y lo excesivamente fuerte? No tomarás comidas fuera de las horas establecidas; y cuáles son esos horarios? No usarás perfumes, collares ni ornamentos; creo que una cosa es aconsejar sobre las suntuosidades que empobrecen el espíritu y otra muy diferente es imponer prohibiciones. No usaras lechos elevados o suntuosos, únicamente un colchón en el suelo; creo que con esta encomienda se olvidaron de la evolución y el progreso de la humanidad que está dispuesta por el Creador desde los orígenes del hombre. Te abstendrás de bailar, cantar, hacer música o acudir a espectáculos terrenales y no te apropiarás de oro ni plata. En este decálogo budista, influido o no por el de Moisés, algunos conceptos son contrarios al espíritu evolutivo del ser humano que está impreso en el entendimiento; ir contra ello es censurar la grandiosa obra de Dios.

Después de observar que muchas de las normas establecidas por esos dioses menores, profetas o deidades no se ajustaban a los principios de la Creación, esos venerados no son merecedores de carácter alguno de la divinidad que les otorgaron; desde el momento en que imponen unas normas de conducta que son contrarias a los caracteres insertados por Dios en el hombre. Con esto vuelvo a lo ya manido en este tratado: la prepotencia humana, que ofende el poder y la sabiduría infinita del Padre. Qué obsesión por descifrar las entrañas del poder divino, para significarse entre sus semejantes como alguien a quien Dios hace su confidente. Todo lo que Él pueda transmitirnos en secretos sueños o a voces, está impreso en el alma humana desde los orígenes de la Creación y por más libros, artículos o leyendas que se transmitan de generación en generación, si no están avaladas por fundamentos coherentes con la racionalidad humana son falsos de toda falsedad, ya venga de aclamados profetas, de santos, sacerdotes, maestros teológicos o sus amanuenses. Existen muchos libros, nombres, hábitos y mucha propaganda interesada en engañar a la humanidad; pero aún siendo ciertas algunas profecías de Buda, por ejemplo, que aparecería un Mesías de tez blanca procedente de un país extranjero cuyo nombre sería Jesús, no dejan de ser otra cosa que adornos de la esencia espiritual humana, que por sí sola tiene un potencial infinito. Cuando un concepto, una medida tiende al infinito, todo lo que establezca su particularidad son caracteres menores que ni quitan ni ponen nada a la esencia del todo. No sé cuánto de cierto o de falso hay en la propagada doctrinal de los Profetas, pero estoy convencido de que todos sus argumentos deben ser adaptados a cada tiempo.

En otro orden de cosas, me parece fascinante lo que he conocido respecto a la cultura Maya y su historia milenaria: Existen tesis razonadas de que el pueblo Maya colonizó India y Egipto; ellos serían los Nagas citados en el Ramayana. Hay autores que establecen interesantes relaciones entre el Atlas y la Maia de la mitología griega, el Atlanteotl pre americano o gigante de la mitología azteca; también la Maya con la Hindú. Se cree que la cultura Maya llegó a tener gran influencia en las culturas Egipcia, Griega e Hindú y con ello se reafirmó la convicción entre los antiguos sabios de que en Jesús se reencarnaría el segundo Buda, prometido y reverenciado 500 años después del Buda Gauthama; con ello se justificaría que los reyes Magos de Oriente, guiados por una mística estrella, se dirigieran hacia Palestina. Reconocido como el nuevo Buda, Jesús de Nazaret fue educado hasta los doce años por formadores egipcios con una ciencia y religión maya, que luego la continuó en la India y en el Tíbet.

A pesar de existir un profundo ocultismo de esta cultura, Jesús la conocía y por ello eligió símbolos mayas como soporte de sus ideas de amor fecundante. Después de los 12 años, cuando viajó al Tíbet con las caravanas de la seda, profundizó en su lenguaje ritual y así lo afirman algunos analistas de su última frase: Heli Lamdh Zabac Tani, palabras desconocidas en su entorno y voceadas en el momento más transcendental de su vida, que durante muchos siglos nadie supo lo que significaban; palabras que no podían ser hebreas, porque él conocía la conspiración existente en la jerarquía secreta judía y en el propio pueblo hebreo para acabar con su vida. Esta frase recorrió espacio, tiempo y dedicación  a través de los siglos, hasta que algunos investigadores divulgaron la sospecha de que pudiera pertenecer a su idioma ritual, el maya, pudiendo comprobar a través del diccionario de esta lengua su significado: Heli o ahora, al fin, ya. Lamdh o sumergirse. Zabac o pre alba, pardear el alba. Tani = Tan + ni o en presencia de, enfrente, delante de la nariz. Si unimos la traducción de todas las palabras sabremos el significado de esta frase “Ahora, Hundirme en la Prealba de Tu Presencia”. Era evidente que Jesús en el Tíbet aprendió la lengua Naga y por más que algunos se empeñen en boicotear la verdad, es un mismo idioma. Por ejemplo, los números se pronuncian igual en los dos. En resumen, el naga que Jesús aprendió en el Tibet era el maya hablado hasta hoy en pre América.

Ya que estoy metido de lleno en las relaciones históricas del pueblo hebreo con tierras de la India en general y de Cachemira en particular, haré una breve referencia a los sueños de Ezequiel a bordo de la Cosmonave: Año 592 a.n.e., en la visión del templo de Salomón rodeado de montañas nevadas y valles con ríos caudalosos, que no puede tratarse de Jerusalén donde no hay nada de esto, pero sí es posible en Cachemira. Por la descripción dada por el profeta, parece que se tratara del templo de Martand en las afueras de Srinagar, que podría ser uno de los templos visitados por Ezequiel con sus cuatro atrios; también habla del rio que en el valle se convierte en anchurosa corriente y que bien podría ser el valle de Cachemira; otra señal es la línea radioactiva que a través del atrio conduce hasta el interior del templo. Confirmada con el descubrimiento de una veta de uranio en el subsuelo, que originaría las radiaciones. En base a estas referencias, Cachemira ha sido llamada Tierra Sagrada. Según algunas versiones se alumbra la posibilidad de que ciertos fenómenos solo puedan tener explicación por la presencia de seres no terrestres. Estos seres aparecen a menudo en los escritos de la Biblia y en otros libros sagrados con historias de la antigüedad y de sus leyendas surge la sospecha de que el Jesús humano tuviera algún alcance sobrenatural, otorgado por el Padre, Ez.40-47 en la visión del templo.

Ya que he utilizado algunos testimonios de la facción islámica Ahmadiyya, me siento obligado a presentar ciertos rasgos de este movimiento nacido en 1888; que aunque alabó la espiritualidad del profeta Mahoma y las escrituras del Corán, sembró un espíritu de discordia entre sus fieles, por publicar varios estudios sobre la tumba de Jesús en Srinagar y por difundir en el mundo occidental sus investigaciones acerca de la etapa cachemir del Maestro. La dedicación de esta facción a la estancia de Jesús en Cachemira provocó una división interna en la comunidad islámica, siendo quizás causa de su expulsión, por haber concedido excesivo protagonismo a esa etapa en la vida de Jesús.

Como resumen de las convicciones aquí depositadas confirmo lo ya expuesto anteriormente: Mi desconfianza de que Jesús muriese en el madero y mi convicción de que lo curaron y salió huido hacia la tierra donde había echado raíces durante su juventud. Ratifican mi sospecha las biografías publicadas de su tumba y no denunciada por la I.R. como falsas, además de los escritos publicados ampliamente sobre su huida hacia Oriente, pasando por diferentes países con asentamientos de sus hermanos judíos, a los que amó y predicó sus enseñanzas hasta llegar a Cachemira. Allí pasó sus últimos años, allí murió y fue enterrado en la capital, Srinagar; donde se encuentra su venerada tumba.

Los análisis difundidos por algunos eruditos de aquellas tierras ratifican mis convicciones y confirman que todo fue estudiado y está conocido, pero no ha trascendido hasta el gran público porque no interesa desmontar el armazón sectario, fraudulento y opresor levantado por la I.R. en torno a la vida de Jesús, que reitero con ironía: Nacimiento virginal, muerte en la cruz, resurrección y ascensión al cielo, redimiendo con ella a la humanidad del pecado original y abriendo las puertas de entrada a ese cielo artificial. Por último, cuando este mundo perfecto con sus luces y sus sombras, creado para toda la eternidad, llegue a ese falso final, volverá para juzgar a vivos y a muerto; aunque todos estarán muertos, porque antes habría llegado la destrucción total que es previa al final y estarían sumidos en el abismo, en la hecatombe del universo.

Las publicaciones relativas a la presencia de judíos en Cachemira y las memorias de la vida de Moisés y Jesús en sus pueblos, prados y ríos, han nacido al seguir sus huellas y de minuciosos estudios sobre los documentos existentes y sobre los recuerdos ancestrales realizados por hombres de absoluta integridad moral, hombres convencidos de que lo que publicaban era la verdad. De haber estado equivocados no habrían seguido adelante a sabiendas de no ser ciertas sus deducciones. Dudo mucho que ninguno de aquellos investigadores moviera una sola piedra buscando publicidad, ni confrontación con los creyentes de la I.R., ni para invadir o corregir los sentimientos espirituales del mundo occidental.

A la vista de los muchos escritos ya publicados al respecto, si la I.R. tuviese alguna duda de su veracidad habría convocado congresos a nivel universal para ratificar y defender su doctrina y al mismo tiempo impugnar los razonamientos de sus “detractores”, pero no ha sido así; llevan muchos años escondiendo la cabeza falsaria bajo el ala de una viciada, aborregada y adulterada sociedad de creyentes, atrapados en sus redes de intimidación, como la de un infierno que no existe o las falsas promesas de perdón y resurrección; temores que pertenecen a una bien montada fábula de manipulación y control de las voluntades humanas, pero que en absoluto obedecen a los designios establecidos por Dios para premiar o castigar al hombre, que son como todo en el orden sobrenatural imposibles de imaginar cuanto más de certificar. Aquellos que han instituido cómo han sido o serán los designios en el final de cada vida humana son unos farsantes absolutos, a los que hay que castigar sin piedad por tantos y tan grandes males acarreados a la humanidad durante estos dos mil últimos años.

Hay muchos estudiosos que se han ocupado durante siglos, con un interés muy especial, en lo que aquí desarrollo: La vida y muerte de Jesús en Cachemira a una avanzada edad. Es muy larga la lista de analistas conocidos de todas las partes del mundo, que han contactado con el profesor Hassnain. Él es quizás el investigador más instruido en las trayectorias de personajes bíblicos y sus asentamientos históricos desde Siria hasta el Tíbet, incluyendo en sus desarrollos los manuscritos guardados en las Lamerías de la India. En Cachemira conviven desde hace mas de tres mil años judíos, hindúes y budistas y, en los últimos mil, también cristianos y musulmanes. La mayor parte de estos son judíos conversos al islam, pudiéndose afirmar que la amistad intima entre judíos y musulmanes está por encima de los conflictos en la región y del odio sembrado en Palestina.

Cuando tenía la intención de cerrar este tratado, porque me abatía una fiebre obsesiva causada por los deseos de sacar a la luz pública estos análisis tan complejos y laboriosos que me obligaron a frenar otros trabajos, ha llegado a mí el libro del teólogo Holger Kersten “Jesús murió de viejo”, cuyos análisis confirman los postulados críticos de la primera y segunda parte de este tratado, además de los descritos en las reseñas esenias y en las primeras páginas de este capítulo. De ellos he entresacado varios detalles que aunque sean reiterativos los desarrollo a continuación, porque siempre aportaran algo nuevo:

1.- A los dos años de nacer Jesús, los tres reyes magos, sabios de oriente, llegaron desde la India porque creían que el niño era la reencarnación de un importante maestro oriental y para ocuparse de su educación.

2.- A los trece años emprendió el camino de la seda y llegó a la India, donde completó su educación y se convirtió en maestro de los Vedas y del Budismo.

3.- Jesús fue crucificado pero sobrevivió, como lo prueba el sudario de Turín, y luego de su curación volvió a la India donde murió ya anciano. Su tumba existe todavía en Srinagar, capital de Cachemira, bajo el nombre de Yuz-Asaf.

4.- Este autor, Holger Kersten, invita a la I.R. a demostrar que todas las afirmaciones aquí vertidas son absurdas y a probar lo contrario. No es el objetivo destruir la cosmovisión del cristianismo para dejar a los fieles perdidos ante un montón de ruinas espirituales, pero si es importante y decisivo reencontrar el camino hacia las fuentes de la verdad universal del testimonio de Jesús, desfigurado por el profano afán de poder de una institución que se arroga la autoridad moral y doctrinal. La Atalaya no proclama una nueva fe, tan solo pretende abrir el camino a un futuro esperanzado y basado en las auténticas fuentes intelectuales, religiosas y espirituales de los orígenes de la humanidad.

5.- Cristo, Iglesia, Revelación y Religión son conceptos nebulosos y cismáticos.

6.- La burocratizada I.R. exige la obediencia textual de las reseñas bíblicas descritas a su antojo y una fe ciega en sus dogmas. Su doctrina no se estructura con las enseñanzas de Jesús, sino todo lo contrario, ya que se  creó como religión de los estados, basada en un paulinismo impuesto a golpe de invenciones falaces.

7.- Jesús quería la relación directa entre los seres humanos y la divinidad; no el autoritario camino de la tramitación burocrática ni de representantes divinos.

8.- Las necesidades espirituales y los valores humanos se reducen en la medida que aumenta el estado del bienestar y el desarrollo de las capacidades mentales; por ello hay una falsa y perversa interpretación de lo divino, que no está fuera de nosotros ni en utópicas lejanías, sino dando cuerpo y hechura a nuestro entendimiento, siendo la que nos enseña a vivir en armonía con el infinito y a reconocer nuestra corta existencia como una parte del eterno todo.

Que la humanidad está cada día más insegura es evidente, pero creo que debemos vivir con la esperanza de que brotará la siembra del espíritu divino.

9.- Cuando los pueblos no tenían guías espirituales se regían por el derecho natural que protegía la pureza de sus almas, acercándose al Padre sin recurrir a la mediación de ídolos. De esa manera, las enseñanzas de Jesús eran sencillas y claras, justas para débiles y sometidos, a los que revelaba la falsía de los guías sacerdotales perversos denunciados por los esenios y por los profetas.

10.- El hombre no llegará a ser sabio jamás, si se basa tan solo en tradiciones.

Continuando con otras investigaciones y fundamentos de sus enseñanzas, analizo el evangelio Acuario de Levi, nacido en Ohio en 1844: Cuando Jesús tenía 12 años, el príncipe real Ravanna de Orissa se maravilló al escucharle, en el templo de Jerusalén, debatir entre los doctores de la ley y se lo llevó a la India, al templo de Jagarnat. Allí estudió con gran dedicación las leyes de Manu y los libros sagrados de los Vedas. El pastor, médico y escritor Levi añadió “lo que ha sido calificado durante dos mil años como algo incontrastable no puede ser volteado de un solo manotazo”; pero la estructura romana es como el armazón de una casa que aún con sus pilares carcomidos se mantiene en pie por estar adherida a las construcciones mitológicas y las fanáticas beaterías que la rodean.

Del médico y teólogo Albert Sweitzer entresaco: Aun habiendo más de 70.000 monografías de Jesús son muy pocas las investigaciones del personaje histórico; porque las fuentes disponibles para estos trabajos son casi exclusivamente testimonios de fe y presuponen la creencia en Jesús, Mesías e Hijo de Dios, como algo indiscutible. Lo que falsamente dicen ser un hecho comprobado, con unos testimonios libres no confesionales casi inexistentes y por lo tanto nadie puede asegurar nada: de la fecha de su nacimiento, solo se sabe que se produjo bajo el reinado de Herodes, que murió en el cuarto año anterior a la era cristiana; de sus años de niñez y de juventud, ocultados o negados, siendo básicos en el futuro carácter de una persona. Cómo es posible que los que registraban los hechos históricos en aquella época no anotaran in situ los excepcionales sucesos de los que hablan los Evangelistas; ni Tácito (55a120), Suetanio (65a135), Plinio el joven (61a114), Flavio Josefo, Justus de Tiberiades, ni otros como Filón de Alejandría, apodado el Judío (20a.c. a 54d.c.), no narrasen la condena de Jesús o lo hicieran de forma breve; estando recientes aquellos sucesos, que por su huella popular debieron ser muy reveladores. Es raro que se escribiera sobre Jesús muchos años después de su condena y sacrificio; al mismo Filón, especialista en escritos bíblicos y en sectas judías, no se le conoce ni una sola palabra sobre Jesús. Parece que los poderes de aquellos tiempos cerraron todas las puertas y guiaron a los que querían saber algo de él hacia las ensoñaciones del N.T.

 

C.- ESTUDIOS RELATIVOS A  LOS  EVANGELIOS

Esta palabra viene del griego evangelion que significa bueno o alegre mensaje. Su concepción es muy anterior al cristianismo; el día que nació el emperador Augusto lo llamaron día del evangelio, los cuatro del N.T. fue una arbitraria selección de los muchos que existían antes de la canonización; a los excluidos los llamaron apócrifos o escondidos o secretos y muchos de ellos fueron destruidos; de los aún existentes algunos describen a Jesús como persona ambigua y enigmática. Hubo serias amenazas de guerra santa inter cristiana, debido a las múltiples tendencias sectarias que amenazaban con dividir a las comunidades primitivas; también aptitudes crueles de algunos cristianos hacia sus afines. Papias, en el 140, intentó armonizar los evangelios para que fueran aceptados por todas las sectas, pero fracasó en el intento. Solo a finales del siglo 2, Ireneo, esgrimiendo la amenaza de sanciones divinas, logra canonizar a los cuatro  permitidos hasta ahora, de los que no se sabe cuándo ni cómo fueron escritos y de los que no hay un solo original ni indicación anterior alguna sobre su existencia. Las fechas posibles de redacción son: Marcos antes del año 70; Mateo poco después de ese año; Lucas del 75 al 80 y Juan en las primeras décadas del siglo 2, o sea dos o tres generaciones después de la muerte del Maestro. Mateo y Lucas se basaron en los testimonios de Marcos y cuando se escriben los primeros evangelios, la imagen del Jesús histórico había sido distorsionada en gran medida, en base a interesadas razones religiosos. El autor del evangelio de Juan está descartado que fuese el discípulo amado, por falta de erudición en teología y filosofía y además, por el estilo en el lenguaje griego que demuestra el redactor del texto; este evangelio subordina a una irreal doctrina de Jesús todos los relatos auténticos sobre su vida. Tanto por esto como por el hecho de que entre la redacción de este evangelio y la crucifixión transcurrieran al menos 80 años, el análisis sobre la vida del Maestro no debería fundamentarse en esos escritos.

Además de lo expuesto, la fuente aforística juega un papel importante en casi toda la literatura evangélica. Existe muy poca seguridad de que las palabras que nos han llegan desde tantos siglos atrás, hayan sido pronunciadas por Jesús o incorporadas porque así interesase a los redactores. Es muy significativo que los historiadores puedan ofrecernos una imagen fiel de la vida de otros personajes de aquella época, como Herodes o Pilatos, incluso de otros anteriores, y sin embargo los testimonios sobre Jesús hasta los 30 años se resuman en unas pocas líneas con incierta credibilidad.

Ernst Käsemann, especialista en el N.T. asegura que lo informado sobre Jesús en el N.T. debe ser considerado en una proporción realmente abrumadora como no autentico. Al verdadero Jesús, al histórico Jesús, solo algunas palabras del sermón de la montaña le pertenecen probablemente, así como la controversia con el fariseísmo, cierta cantidad de palabras y algunos episodios dispersos. El historiador de religiones Joachin Jeremías cree que apenas 21 palabras pueden garantizarse como dichas por el Maestro. El teólogo crítico Bultman opina que el carácter de Jesús, la imagen concreta de su personalidad y de su vida, no es reconocible para nosotros.

Aunque ya he examinado por exceso la historia de Saulo en la primera y segunda parte, traigo aquí algunos detalles referidos por el Dr. Kersten en el libro que estoy analizando. Lo mismo que ocurre con Jesús y los apóstatas, tampoco existe sobre Saulo un solo escrito histórico. Lo que se sabe de él deriva, casi exclusivamente, de las cartas que se le atribuyen y de los Hechos de los Apóstoles, pero ambas fuentes son muy sectarias. Las cartas a Timoteo, a Tito y a los hebreos fueron falsificadas total o parcialmente y recompuestas a trocitos, a partir de unos pocos fragmentos de textos existentes y de epístolas apócrifas. Las de los Efesios, Colosenses y 2ª de Tesalonicenses son de discutible veracidad.

A lo que hoy se le llama cristianismo, la doctrina legislativa creada o atribuida ficticiamente a Saulo, debería llamársela paulinismo. Es una falsa interpretación y una adulteración atribuirle a Saulo la divulgación de las verdades que Jesús enseñó. La equivocación es muy conocida y está asumida por los eruditos: según las citas del teólogo Overbeck todos los bellos aspectos del cristianismo enlazan con Jesús y los desagradables con Saulo; este o sus mentores preparan el camino para las posteriores doctrinas del pecado original y de la Santa Trinidad. El teólogo Grimm escribió de Saulo: Como clásico de la intolerancia sentó en un trono a Jesús y lo convirtió en el Cristo, que él nunca había asumido.

Por más que esa doctrina haya calado hondamente entre los mal llamados cristianos, el verdadero Jesús no contempló nada parecido y por ello, presento la denuncia y el rechazo a los fraudes traídos en torno a la persona y a las palabras de Jesús, y exijo una precisa enmienda con la aceptación y divulgación de las enseñanzas verdaderas del nazareno. Cada vez hay más adeptos contra esa doctrina paulina y muy especialmente en torno a los mitos del nacimiento virginal, la muerte en la cruz, la resurrección y ascensión a los cielos; pero sus acólitos son obligados a predicar desde los púlpitos esas ingenuas historias doctrinales, como si fueran las mismísimas palabras de Dios.

A la I.R. no le preocupa engañar y traicionar a sus fieles, solo teme perder su influencia y su poder terrenal. Jesús no quiso una iglesia burocrática ni quiso convertir a nadie bajo amenazas de muerte o de condenación eterna, él mismo nunca se consideró como la encarnación de Dios en la tierra, no perdonó pecados ni otorgó poder a nadie para perdonarlos, no prometió la llegada ni la existencia de un Santo Espíritu, tampoco instruyó sobre los evangelios porque de lo contrario los hubiese escrito él mismo; Jesús sólo pudo desear lo que llevaba en la impronta de su altísima moral, de sus enseñanzas y de su carácter ético, humano y espiritual. El moderno cristianismo debería abolir y olvidar esa doctrina instituida en torno a una historia ficticia de Jesús, porque las fuentes de donde nace son falsas; nunca les importó la verdad sobre su vida y no me sorprendería si, por una generosidad del destino, algún día se hallasen huesos de su cadáver con las huellas de los clavos. Espero y deseo verlos antes de morir.

 

D.- ESTUDIOS RELATIVOS AL ANTIGUO TESTAMENTO, A.T.

Muchos autores basados en demostraciones fehacientes, han coincidido en que Moisés no redactó los cinco libros del Pentateuco, ya que fueron compuestos sobre la base de centenarias tradiciones orales y escritas. La elección desigual de las palabras, las contradicciones, las repeticiones y los distintos conceptos teológicos, hacen suponer el empleo de diferentes fuentes para su redacción. Son muchas las evidencias discordantes con los escritos del A.T. Así por ejemplo: Afganistán fue colonizada por tribus de Israel, de ahí su destreza en acciones guerrilleras; también está demostrado que una población amplia de Cachemira desciende de la raza judía. Los habitantes de cachemira se diferencian de las otras razas de la India por sus vestimentas, fisonomía, moral y forma de vida. Su idioma, sus costumbres y sus tradiciones, son en sus orígenes propiamente israelitas: los cachemires cocinan con aceite; en la India cocinan con grasa y chicharrones; emplean útiles, vestimentas y costumbres al estilo israelí; las tumbas están orientadas de este a oeste, mientras que las islámicas van de norte a sur. Además de esto, lo principal es que el idioma cachemir está demostrado que desciende del hebreo y hay muchas palabras del idioma arameo.